DIEZ AÑOS DE CBR

viernes, 31 de mayo de 2013

Debaser (by Carol)

¿Que qué hago yo aquí? Pues sí, esta semana tocaba post de Isa, pero por razones diversas resulta que me he colado y tendréis que conformaros conmigo otra vez.

En compensación, os traigo un temazo que os va a poner cardiacos perdidos y en modo fin-de-semana-salvaje. Al menos conmigo funciona. ¡Cuánta suela habré gastado yo pegando botes con ‘Debaser’, madre mía! ¡Y cuántos tímpanos rotos con mis berridos!

Ésta es una de esas canciones que debería escucharse siempre con una calidad de sonido óptima, a un volumen considerable y en un garito amplio y sin aglomeraciones, para poder desmelenarse como la ocasión merece. Ninguna de estas condiciones se dan en mi pisisito, por desgracia, pero aun así entro en trance cada vez que la escucho. En realidad, cada vez que pongo Doolittle, uno de los álbumes fundamentales del rock de los 90 (1989, para ser precisos), con temas brutales desde el primero hasta el último, y mi favorito de Pixies. Además [aviso: momento fetichista freak vacilón] lo tengo en flamante vinilo, que compré a un precio más que razonable en ese Edén llamado Criminal Records. Me topé con la tienda en un viaje de trabajo a Atlanta, paseando por el barrio más chulo de la ciudad -Little Five Points, que visité por recomendación de mi gran amigo Andrés, quien siempre sabe dónde encontrar los mejores antros rockeros y baretos de viejales en todas las ciudades del mundo-, y me faltó nada y menos para encadenarme a la puerta y pedir asilo político. Mis sufridas compañeras casi tuvieron que sacarme a rastras del local ante la perplejidad de los dependientes.

Los fans de Pixies sabréis que ‘Debaser’ está inspirada en la peli Un perro andaluz, como resulta evidente en la frase “slicing up eyeballs”, en referencia a la turbadora escena de la navaja seccionando el ojo de una chica. Se conoce que Black Francis estaba flipado con esta obra maestra del surrealismo fílmico, de tal forma que el tema es una especie de declaración de rendida admiración. “Cuando crezca quiero ser un debaser”; traduciendo libremente, un perversor de las normas artísticas como el genio Buñuel y el genio Dalí. Y podemos decir que, a su manera, así fue.

Francis, que había estudiado algo de español durante una estancia en Puerto Rico, introdujo en la letra en inglés ciertos términos en, digamos, francospanglish inventado (“I am un chien Andalusia”) de una manera muy divertida, al modo de The Clash en 'Spanish Bombs' o 'Should I Stay or Should I Go'. A mí me emociona bastante que bandas tan increíbles se inspiraran en la cultura española para crear canciones memorables como éstas. Tan buen gusto artístico ya dice mucho a su favor, creo yo. Lamento muchísimo no haberles visto nunca en directo, y aunque pudiera hacerlo en una de sus resurrecciones, con un Francis más parecido a King África que otra cosa y peleado a muerte con Kim Deal, seguro que no es lo mismo (¡y aun así iría con los ojos cerrados si tuviera la oportunidad!).

He encontrado por ahí una versión absolutamente infame de unos tipejos llamados Rogue Wave -ni los conozco ni quiero-, que no os voy ni a poner para que no malgastéis vuestro tiempo. Mejor empleadlo en escuchar el tremendísimo bajo de la fantástica Kim, los berridos de Francis y los guitarrazos de Joey Santiago. ¡Os deseo que este finde encontréis a un pincha apañado que salve vuestra vida y os ponga ‘Debaser’ a volumen atronador!... y sin garrafón. ¡Buena suerte!


viernes, 24 de mayo de 2013

It’s My Party (by Carol)

Hace un par de semanas acompañé a una amiga y a su hijita de cuatro años a una librería. La niña estuvo un buen rato hojeando varios volúmenes y de pronto llamó su atención uno de princesas de Disney (Cenicienta, Blancanieves y otras de esa banda). Ya imaginaréis que todas las historias acababan con el príncipe pidiéndole la mano y comiendo perdices y blablablá. Como viejuna rancia y gruñona que soy, le dije a mi pequeña amiguita que el cuento me parecía muy aburrido y muy cursi. Y como es listísima, finalmente eligió uno muy molón de una cerdita llamada Peppa Pig. Estas cosas hay que frenarlas a tiempo, que se empieza por Cenicienta y se termina leyendo las obras completas de Barbara Cartland y Marian Keyes… (con todos mis respetos para las lectoras de ambas y, por supuesto, para Cenicienta).

Entre que nos han contado siempre los cuentos equivocados y que, como dice San Nick Hornby en Alta Fidelidad (qué pesada soy con este libro), la música pop nos ha hecho creer que el amor verdadero existe, nuestra vida sentimental adulta suele discurrir por los derroteros del desastre. Y esto es lo que le pasa a la protagonista de ‘It’s my Party’ (1963), que se nos queda compuesta y sin novio en su propia fiesta de cumpleaños.

Al margen del mensaje romanticón y llorica, me divierte muchísimo esta canción tan cándidamente sixties, como solían ser casi todas las de grupos de chicas de la época. Básicamente, nuestra sufrida heroína presencia cómo su novio, Johnny, le pone unos cuernacos tamaño XXL con una tal Judy (¡y encima le regala un anillo!) delante de sus morros, y se pasa la fiesta llorando como una magdalena. Si ésta fuera una canción de una banda de Riot Grrrls, la chica le habría metido el anillo a Johnny por ese orificio que estáis imaginando. Pero ella es Lesley Gore y no tenía una actitud precisamente punki, como podemos deducir de sus canciones y del traje de numeraria del Opus Dei que luce para la ocasión en este vídeo. Pasados los años, Gore reconoció públicamente que era lesbiana y que donde decía Johnny debía decir Shirley o Annie o Mary. Lo cual, bien pensado, es algo bastante punki y valiente dadas sus circunstancias. En todo caso, cuando grabó este jitazo, aún faltaba mucho tiempo para eso.



Pero la cosa no quedó ahí. En el tema ‘Judy’s turn to cry’, la prota tiene su momento de triunfo: Johnny planta a Judy y vuelve a ella con el rabo entre las piernas. Personalmente creo que la canción habría mejorado mucho si terminara con Lesley Gore vengándose de verdad; es decir, mandando al impresentable éste a tomar vientos a Parla, pero bueno…



Aunque fue originalmente grabada por Helen Shapiro, la versión de Gore fue la que alcanzó el reconocimiento mundial. Primer éxito del productor Quincy Jones, ‘It’s my Party’ se disparó a los primeros puestos de las listas de Estados Unidos y Reino Unido. Realmente, aunque grabó varios discos más, éste fue su mayor jitazo y, honestamente, el único que yo conozco.

Hay un montón de versiones por parte de músicos de diverso pelaje, entre ellos Amy Winehouse y Bryan Ferry (no muy interesantes ninguna de las dos, la verdad) o incluso los Sigue Sigue Sputnik, que se curraron una irreconocible y marciana adaptación titulada ‘It’s my Planet’. Aparece, además, en una grandiosa escena de ese clásico de las sobremesas de fin de semana con el que mi hermana y yo nos hemos partido la caja muchas veces, Este chico es un demonio (¡no todas las referencias han de ser de pelis de culto, oigan!). El maligno pero en el fondo tierno Junior se venga, con toda la razón, de una insoportable y pijísima vecina que le mira por encima del hombro. Ahí os lo dejo. ¡Hagan muchas maldades este fin de semana!


jueves, 16 de mayo de 2013

Jesus he knows me (by Isa)

Nunca he sentido la llamada de la fe, y eso que como todos los niños españoles de mi generación he sido educada en el cristianismo. Supongo que el agnosticismo de mis padres fue determinante en que nunca haya abrazado la religión mayoritaria de mis conciudadanos, ni ninguna otra.

Aunque respeto profundamente a las creyentes, me puede el escepticismo respecto a mucho de lo que se relata en las Sagradas Escrituras, pero sobre todo respecto a las instituciones eclesiásticas. El clero, salvo honrosas excepciones, se viene ganando a pulso el descrédito de parte de la sociedad, aunque sin duda sigue contando con muchísimos fans all around the world.

La adolescencia precipitó mi ateísmo radical y por supuesto mi suspicacia hacia los profesionales del gremio. En ello estaba cuando llegó a mí una canción del glorioso disco del 91 de Genesis, ese 'We Can't Dance' que fue el mayor éxito de ventas del grupo británico y el último con Phil Collins como cantante y batería de la formación antes de emprender su carrera en solitario.

"Jesus He Knows Me" (en español "Jesús Me Conoce)" llegó a mí a los 15 años en pleno furor anticlerical, y en pleno descubrimiento del humor británico (una historia de amor que dura todavía). El tema es una sátira sobre los telepredicadores, que se habían puesto muy de moda desde mediados de los 80, principalmente en USA, y que en algunos casos estaban siendo investigados por fraude con el consiguiente escándalo.

La canción es un tema de rock con un estilo Genesis muy reconocible y con un aire de canción de misa que es lo que procede teniendo en cuenta la temática. Pero lo más reseñable de 'Jesus He Knows Me' es su letra, mordaz y lúdica al mismo tiempo con ese toque british tan auténtico, pero sobre todo por su vídeo un mini corto de lo más divertido, con un Phil Collins en su cariz más cómico como telepredicador convertido en semidios y el teclista Tony Banks y al guitarrista Mike Rutherford, haciendo de secundarios. Al loro con la estética noventera y el zapatófono que sacan de móvil:




Como anécdota, sólo me queda contar que en el vídeo, cerca del minuto 2:38 gente con un cartel donde se lee "Genesis 3:25", y aunque se pensó que era una broma sobre el tercer capítulo del Genesis que solo tiene 24 versos, en realidad es una referencia a los 3 integrantes del grupo y a los 25 años que llevaban de recorrido. Todo un homenaje a sus bodas de plata.

La versión en directo de la gira de 1992 también es un despliegue de energía, principalmente de Collins que no elude realizar el performance completo ante los miles de asistentes sudorosos. Os lo dejo también antes de despedirme:




¡Con Dios! ;-)

miércoles, 8 de mayo de 2013

Town Called Malice (by Carol)

Mi ciudad natal es en realidad un pueblín venido a más, una aldea con mucho garruléitor con ínfulas, pero también, afortunadamente, con personas estupendas a las que quiero y respeto. Mantengo con ella una relación extraña de afecto y repulsión (aunque no al cincuenta por ciento), y si bien es cierto que siempre que la visito me suelo divertir, hay algo que me aleja de ella irremediablemente. Soy dubitativa y de ideas turbias, pero si algo he tenido claro desde siempre era que tenía que tomar las de Villadiego cuanto antes. Lo cual no quita para que cuando me dejo caer por allí me lleve lo mejor de ella -la buena compañía y los buenos vinos, básicamente-.

A lo mejor es por eso que siempre me gustan las canciones que hablan, directa o indirectamente, de escapar de alguna parte. Supongo que todos tenemos en algún momento el deseo de huir, sea del lugar en el que vivimos o trabajamos o de alguien que nos tiene atrapados, o de nosotros mismos. Fly, fly away from this dirty boulevard, que dice el Genio.

'Town Called Malice' es una hermosa canción inspirada por una ciudad chunguita (o eso parece): Woking (Surrey, Inglaterra), donde nació y creció Paul Weller, The Modfather, uno de los músicos más admirables y de los hombres más atractivos y que mejor saben llevar un traje en este mundo (información extramusical, sí, pero tenía que decirlo). Llevaba tiempo queriendo sacar un tema de The Jam y manteniendo encendidas discusiones conmigo misma porque no me decidía por cuál. Tienen tantos temazos que no puedo afirmar que ésta sea mi canción favorita de la banda, pero sea como sea, me pone cardiaca perdida. Aparte, suena en “Billy Elliot”, una de las pelis que más me han entusiasmado en los últimos 10 años y con una de las bandas sonoras más brutales de la historia del cine.


Incluida en su álbum The Gift (1982), ‘Town Called Malice’ supone un punto de inflexión en la evolución musical de The Jam. El inquieto Weller empezaba a sentirse encorsetado en el revival mod y en la formación guitarra-bajo-batería y estaba empapándose de Northern Soul y de los sonidos negros americanos más allá de las piezas más célebres de Stax y Motown. Así que con ‘Malice’ empiezan a moverse en esa dirección, introduciendo ese teclado tan característico sin el que la canción no sería la misma.

¿Puede una melodía que contagia tanta energía y felicidad complementarse con una letra jodida? Pues sí, puede. Tan agudo observador de la Inglaterra de su época como Morrissey o Joe Strummer, The Modfather había escrito la letra antes de que compusieran la música, como reflejo de la depresión económica y social no sólo en su Woking natal, sino en la que empezaba a sumirse todo el país con los ajustes férreos de la Thatcher, poniendo en pie de guerra a la clase obrera y los sindicatos. La buena noticia era que se podía escapar de ese panorama de trenes fantasma y de amas de casa pasándolas putas para llegar a fin de mes. Stop apologizing / for the things you've never done / Cause time is short and life is cruel / But it's up to us to change. Como explica el propio Paul en este recomendabilísimo artículo suyo y del bajista Bruce Foxton: “La canción es una extraña contradicción. Sube el ánimo, pero también encierra un duro realismo” (la traducción es mía y un tanto libre).

Como no podía ser de otra manera, este jitazo se disparó al número 1 de las listas de éxitos. Estoy con Weller cuando dice: “Es una de mis mejores canciones, líricamente y en términos de lo que significa para la gente. Creo que todavía es relevante. No pienso que hayamos avanzado mucho desde entonces”.

Ya sé que decimos lo mismo de todas las canciones… ¡pero esta vez es verdad!: si no bailas cuando la escuchas, si al menos no mueves los pies o la cabeza o tus dedos tamborilean sobre la mesa en cuanto empieza a sonar la línea de bajo… sentimos decirte que estás muerto.





¿Hace falta decir que amo los clips de Top of The Pops, a su público bailongo y a Paul mascando chicle mientras canta?

No soy tan viejuna como para haber visto a los Jam en directo (por favor, que nadie mencione a esos From The Jam perpetrados por Foxton, que ni son Jam ni son ná), pero sí he tenido la suerte de ver un par de veces a The Modfather, una de ellas en la gira de su increíble acústico Days of Speed. Y ahí cayó esta maravilla, aunque para mi gusto, donde esté la original… Perdonad por el cutrevídeo, pero no he encontrado ninguno del directo (de millones de tíos anónimos haciendo versiones, sí).




PD. Quiero agradecer a nuestros crecientes fans las sugerencias musicales que me están haciendo y que prometo tener en cuenta, siempre y cuando se ajusten a la temática del blog. ¡No me pidáis baladones! ;-)